En estos días nos hemos separado para buscar a Dios, para renovarnos en su presencia y para orar por nuestra nación.

Junto a nuestros pastores y líderes, hemos ayunado, orando, y buscado más del Señor, de su poder y presencia.

Oremos por ellos. No sólo por nuestro pastor, sino por los pastores de todo el país.

Bendigamos a nuestros líderes espirituales, a sus familias, sus casas y bienes. Oremos que el Espíritu Santo se derrame poderosamente en ellos, para bien de todo el pueblo de Dios y de México.

Padre nuestro, amado Señor, gracias por salvarme. Gracias porque un día alguien me habló de ti, del evangelio, y me guió a la salvación.

Gracias por tu obra en mi vida, la que tú llevas a cabo usando hombres y mujeres de Dios. Gracias por mis pastores y líderes.

Hoy te pido por los pastores que tú has puesto sobre los santos en esta ciudad. No te olvides, Señor, que son polvo, que te necesitan más que cualquier otra persona.

Dependen de ti mucho, porque muchas personas dependen de ellos por palabra, consejo, oración y guía. Ayúdales, Señor.

Ministra a sus corazones. Abre sus ojos para verte, sus oídos para recibir palabra fresca y renovada. En el Nombre de Jesús. Amén.

Padre querido, Señor de mi vida, tu nombre es exaltado en medio nuestro. Estás haciendo tu obra maravillosa, poderosa, y magnífica en México. Gracias te doy por tu presencia en medio de tu iglesia.

Estás aquí, bendiciendo nuestras vidas, transformando nuestra ciudad y cambiando esta nación. Sólo tú puedes hacer algo tan glorioso, amado Señor.

Te pido por nuestros pastores. Te pido por mí primeramente, que yo pueda tener una actitud receptiva y obediente hacia mis líderes.

Perdona mis rebeliones, enséñame a obedecer y sujetarme a ellos. Pido tu sabiduría para los que guían mi vida, para mis pastores y líderes. Que tu voluntad se haga clara en sus mentes, para que nos enseñen tu camino, y para que haya paz y felicidad en tu pueblo, y podamos así con nuestras vidas y testimonio, bendecir a México.

En el nombre de Cristo Señor nuestro. Amén.