Devocional Día 4
ORACIÓN POR LA IGLESIA EN MÉXICO
Cuando el Señor nos salvó, necesitábamos un refugio, un lugar donde ser recibidos, aceptados, donde sanar nuestras heridas y crecer en gracia y favor delante de Dios y de la gente. Por eso Dios nos dio una iglesia. Es nuestra segunda familia.
Debemos orar por la iglesia. A veces se nos hace fácil criticar a la iglesia porque la gente que asiste a ella es imperfecta y pecadora. Eso es como criticar a un hospital por estar lleno de enfermos. En vez de ofendernos con la iglesia, amémosla. Oremos por ella. Dediquemos nuestro tiempo y esfuerzo a mejorarla.
La iglesia es una muestra al mundo de cómo es el Reino de Dios.
Vamos a orar hoy por nuestra iglesia, y por la Iglesia del Señor en nuestra ciudad y Nación.
Oración de la Mañana
Mateo 16:18 “…edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.”
Amado Padre del cielo, gracias por haberme salvado. Y gracias por haberme puesto en una iglesia que me ama y se preocupa por mí. Gracias por mis pastores y líderes. Gracias por mis hermanos en Cristo.
Yo te pido hoy por la congregación de la que soy miembro. Y te pido también por la Iglesia tuya, representada en muchas congregaciones en mi ciudad y en mi Nación.
Que el amor de Cristo se manifieste en todas las reuniones, que muchos lleguen al conocimiento de la verdad, que la Palabra se predique con poder, que los enfermos encuentren sanidad y los perdidos salvación.
Que haya unidad y armonía entre sus líderes. Que la gente que asiste a sus reuniones pueda experimentar tu presencia que transforma las vidas.
Que el infierno no pueda contener el poder de tu Iglesia llena del Espíritu Santo.
Te lo pido por Jesucristo, Señor mío y Señor de la Iglesia. Amén.
Oración de la Tarde
Efesios 5:25-27 “… Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.”
Querido Dios, te alabo por este día de salvación, de gracia y favor. En la sombra de tus alas estoy refugiado, y me siento seguro.
Gracias por tus bendiciones, que son grandes y abundantes sobre mí. Gracias porque tú estás edificando tu Iglesia. Yo soy parte de ella, y sé que cumplirás lo que te has propuesto hacer. ¡Venga tu reino! ¡Hágase tu voluntad en mi vida, y en mi iglesia!
Te pido por mis pastores, por mis líderes, por mis hermanos en la fe, y por toda tu Iglesia. Continúa tu obra de santificación. Quita las discordias. Aumenta nuestra fe. Saca lo mundanal y pecaminoso. Derrama tu Espíritu.
Que puedas mirar a tu Iglesia, tu Esposa, y deleitarte en ella. Que traigamos placer a tu corazón, y demos testimonio de tu grandeza.
En el Nombre de Jesús. Amén.