Devocional Día 1
Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.” 2 Crónicas 7:14
Este es uno de los pasajes más hermosos de la Biblia, porque va dirigido con esperanza a un pueblo que ha perdido la esperanza. Un pueblo que sufre las carencias espirituales en medio de sus familias: Divorcios, niños abandonados, padres ausentes, hijos lastimados, matrimonios destruidos. Un pueblo que sufre las inclemencias de la naturaleza: Falta de lluvia, un sol que quema y una tierra que se niega a producir. Un pueblo que sufre los agravios de la corrupción, el dolor de la violencia, la miseria y la desigualdad que produce el pecado.
Mas Dios se dirige a este pueblo con un Sí. ¡Es cierto que es un condicionante, pero es un Sí! No es un no. ¡Es un Sí!
Y un Sí de Dios, habla de gracia, de esperanza, de cielos abiertos, de un Dios que es Padre y que espera también una respuesta de parte nuestra a su invitación. Un Padre que anhela que respondamos: “Sí, heme aquí, habla que tus hijos oyen”.
Oración de la Mañana
Salmo 27:8 Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro.
Tu rostro buscaré, oh Señor.
Padre nuestro que estás en lo cielos, sea tu Nombre santificado. He sentido un deseo en mi corazón de buscarte. No porque te hayas alejado de mí, sino que soy yo el que me aparto, me distraigo, me olvido de ti. Perdóname, Señor. Sé que tu Espíritu Santo me atrae a tu presencia, y me guía hacia ti. Atráeme, y correré en pos de ti. Ayúdame, Dios. No sé cómo comenzar. Pido la ayuda de tu Espíritu para orar como conviene, para llegar a tu corazón. Te doy permiso para despertarme en las noches, para incomodarme durante el día, para interrumpir mis actividades. Estos días he separado para ti, y con tu ayuda cumpliré mi compromiso de orar estos 14 DÍAS DE AYUNO Y ORACIÓN POR MÉXICO. En el Nombre de Jesús,
Oración de la Tarde
Mateo 14:23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
Amado Padre, gracias por este día. Fue un regalo para mí de tu parte. Siento que estoy más cerca de ti. Los problemas con los que luché hoy no pudieron quitarme el deseo de estar contigo. Como tu Hijo Jesús se apartaba para orar, y estar a solas contigo, yo hago lo mismo. Me separo de mis actividades, de mis distracciones. Dejo de lado el cansancio y la pereza. Me dedico a ti, en espíritu, alma y cuerpo.
Querido Dios, te ruego que mi nación tenga este mismo deseo de acercarse a ti, de buscarte de todo corazón y que despertemos a la realidad de que nuestra mayor necesidad eres tú. Abre los oídos espirituales de México, que podamos escuchar tu voz llamándonos a salvación, a perdón y sanidad de nuestras almas y de nuestra tierra. Te lo pedimos Padre nuestro en el nombre de Cristo Jesús. Amén.